domingo, 5 de diciembre de 2021

SUPERPODERES.

  

   Ayer, día 1 de diciembre, casi como cada año, se celebró la entrega de premios literarios Patricia Sánchez Cuevas. Esta décima edición ha estado salpicada de contratiempos cada cual más complejo, lo que ha supuesto una demora de un año sobre la fecha prevista. Sacarlo adelante ha significado un esfuerzo de “tradición heroica” como señalaba en su día Almudena Grandes, presidenta a la sazón de este límpido acontecimiento literario.

Sucedió en el Casino de Madrid durante un atardecer lluvioso, reunidos, seleccionados, podría decirse que a causa de las restricciones impuestas por el Covid, y la fiesta que debería haber tenido lugar se convirtió en realidad en homenaje. A la cita acudió como venía siendo habitual la familia Grandes casi al completo con la ausencia en esta ocasión de Almudena Grandes, que había fallecido tres días antes. Como llegado a un acuerdo tácito por todos los presentes el premio fue convirtiéndose a lo largo de la tarde en el sentido homenaje a una mujer extraordinaria, casi indestructible, que sin saber cómo ante su presencia uno iba sintiéndose protegido, y ella que lo sabía, no perdía ocasión en ser también la voz y las manos de los débiles, de los perdedores.

Había emoción entre los galardonados, como en el caso de Clara Escajedo, primer premio del apartado Nacional, cuando contrastaba la tristeza en el sentido homenaje por la escritora frente a la algarada escolar de los asistentes de la sala contigua a la presentación del libro de Mariano Rajoy, “Política para adultos”.

Su hermano Manuel recordó entonces el recorrido del premio a lo largo de estas diez ediciones, cómo se implicaba en los debates y las deliberaciones del jurado, como defendía la literatura y la honestidad frente al preciosismo, el compromiso frente a la vacuidad, y quiso, pero no pudo leer el poema (“La ausencia es una forma de invierno”) que su marido, el poeta Luís García Montero escribió para ella y que quien suscribe tuvo el honor de recitarlo esta noche.


Recordó también su hermano que esa autenticidad suya no era impostada sino que venía ya de lejos, y regaló en confidencia la anécdota sucedida en su infancia en la que él, insistente y zumbón le señalara que no la habían seleccionado para la función de Navidad, y que ella molesta por su infantil insistencia, pero con la misma determinación con la que se condujo después por la vida, le contestó: “A mí no me importa que no me hayan cogido para hacer de la Virgen María porque yo tengo superpoderes”.


Antonio Polo.

Madrid 2/12/2021



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