Ficha Técnica
Nº de páginas: 304
Editorial: Destino
Colección: Contemporánea
Idioma: Castellano
Encuadernación: Tapa
blanda
ISBN: 9788423342792
Año de edición: 2010
Carmen Laforet Díaz (Barcelona,
6 de septiembre de 1921-Majadahonda, 28 de febrero de 2010) fue una escritora
española. Su obra más conocida es la novela Nada, ganadora del Premio Nadal de
1944 .
Biografía
Nació en Barcelona el 6 de septiembre de 1921, hija primogénita de un arquitecto barcelonés y una profesora toledana. Cuando tenía dos años de edad, su familia se trasladó a vivir a la isla de Gran Canaria por motivos laborales por parte del padre, que trabajaba como profesor de la Escuela de Peritaje Industrial. Allí transcurrieron su infancia y su adolescencia. Después nacieron sus hermanos Eduardo y Juan, con los que según la autora siempre se llevó bien.
Al fallecer su madre, su padre se volvió a casar y Carmen nunca llegó a tener buena relación con su madrastra. Se mudaron a los Prados y su madrastra compró una casa en Alcalá del Valle. La autora regresó a la península en 1939 para estudiar Filosofía en Barcelona, y allí vivió tres años. Luego se trasladó a estudiar Derecho en la Universidad Central de Madrid, pero nunca terminó las carreras comenzadas.
En 1945 publicó Nada, una novela con la que ganó la primera convocatoria en 1944 del Premio Nadal de la editorial Destino; fue un aldabonazo para la Primera generación de posguerra y un éxito de crítica y de público que catapultó a Laforet muy joven a la fama literaria. Un año después se casó con el periodista y crítico literario Manuel Cerezales, con el que tuvo cinco hijos, Marta, Cristina, Silvia, Manuel y Agustín, de los cuales tres, Agustín Cerezales Laforet, Cristina Cerezales Laforet y Silvia Cerezales Laforet se han dedicado también a la escritura. El matrimonio se separó en 1970.
En 1952 publicó La isla y los demonios, novela ambientada en Canarias, donde se había criado. En 1955, La mujer nueva, marcada por las experiencias religiosas de la autora. De hecho, Ángeles Varela ha demostrado que estas tres obras: Nada, La isla y los demonios y La mujer nueva, conforman de facto una trilogía en torno a la angustia existencial de una mujer, a la que se le da un final marcado por el personalismo o existencialismo cristiano.
Siguió en 1963 La insolación, primer volumen de la trilogía Tres pasos fuera del tiempo, tras un largo periodo en que estuvo trabajando además en los otros dos tomos de la trilogía aunque solo llegó a publicar el segundo, Al volver la esquina, el mismo año de su muerte.
Viajó a Estados Unidos invitada en 1965; sobre su experiencia en aquel país publicó el ensayo Mi primer viaje a USA (1981); allí conoció además al novelista Ramón J. Sender, con quien intercambió una interesante relación epistolar. En 2003 se publicó el epistolario Puedo contar contigo, que contiene un total de setenta y seis cartas en las que desvela su silencio literario, su patológica inseguridad y su fobia social. Su situación personal mientras escribió aquellas cartas era dura, ya que se había separado en 1970 y carecía de estabilidad económica; circunstancias generales como el clima político y social y el machismo imperante hacían que, por ejemplo, debiera responder en entrevistas a preguntas como si quería más a sus hijos o a sus libros.
En las cartas a Sender también lamenta lo gris del mundillo literario, que veía repleto de envidias, enemistades y rencillas. Laforet no quería adscribirse a ninguno de "estos reinos belicosos", por lo que, aseguraba, la consideraban "enemiga de todos". Sender, a su vez, confiesa a Laforet que "el césar pequeñito" era la única persona a la que guardaba rencor. El autor de Réquiem por un campesino español detalla a su amiga sus crisis de ansiedad "porque no me avengo a ser viejo". La religiosidad fue otro de los temas de las cartas que se escribieron, pues ambos creían en Dios, con distintos matices, y compartían su devoción hacia Santa Teresa de Jesús. El infatigable Sender era su antítesis, pero la animaba constantemente a que escribiera.
Carmen Laforet también escribió novelas cortas, libros de cuentos y narraciones de viaje. Entre sus libros de cuentos destacan La llamada (1954) y La niña y otros relatos (1970). Casi toda la obra de Laforet gira en torno a un mismo tema central: el enfrentamiento entre el idealismo juvenil y la mediocridad del entorno.
Poco a poco fue distanciándose de la vida pública debido a una enfermedad degenerativa que afectó su memoria (Alzheimer) y que la dejó sin habla en los últimos años de su vida. Falleció en Majadahonda, Madrid, el 28 de febrero de 2004.
En febrero de 2007, a modo de conmemoración del tercer aniversario del fallecimiento, la editorial Menoscuarto publicó por primera vez una recopilación de todos sus relatos cortos, incluidos cinco inéditos. En 2009, Cristina Cerezales publicó un libro sobre su madre, Música blanca (Destino), donde, en palabras de Rosa Montero, "nos asoma a otro espacio asfixiante: a la vejez de la escritora, a la enfermedad y el deterioro".
Carmen Laforet siempre ha estado presente en el mundo de la literatura y su novela Nada nunca se ha descatalogado, pero el interés por su obra renació con la publicación del epistolario Puedo contar contigo, iniciativa de Israel Rolón Barada, quien también promovió la reedición de La mujer nueva.
En 2017, la Fundación Banco Santander publicó De corazón y alma (1947-1952) de Carmen Laforet y Elena Fortún, con la correspondencia mantenida entre las dos mujeres hasta la muerte de Fortún, la mayor de ambas. Este epistolario fue prologado por (entre otros) Cristina y Silvia Cerezales Laforet, hijas de Carmen.
RESEÑA
Carmen Laforet y su novela «Nada» están
unidas sin posibilidad de separarse la una de la otra. Esta situación no es
ajena a muchos otros escritores que lograron el éxito de manera fulgurante.
Carmen Laforet está atada a «Nada» como J. D. Salinger lo está a «El guardián
entre el centeno», H. Hesse a «El lobo estepario» o C. J. Cela a «La familia de Pascual Duarte». Y si, de
alguna manera, esta es una novela con muchos rasgos autobiográficos, aunque la
autora insistiera en que no la escribió, al menos conscientemente, con ese
propósito, por eso declaró en varias ocasiones que no quería herir a su familia
con esta obra. Sin embargo, su vida se refleja en la novela antes o después, es
decir que tal vez sea ella misma la que de alguna manera marque su biografía
siguiendo los pasos de la novela.
Carmen Laforet pasó la adolescencia en Canarias desde que su madre murió al cumplir los trece años. Tenía una madrastra de cuento, tal vez saliera de ahí Angustias, la protagonista de su novela, y después marchó a Barcelona en 1939 siguiendo a Ricardo Lezcano, un amor de juventud. Allí se acomodó en casa de sus abuelos, y como en «Nada», también llegó a Barcelona una noche desapacible.
Manuel Cerezales fue quién la convenció para que presentara su opera prima al premio Nadal, entonces en primera convocatoria. El veredicto del jurado fue unánime. Tiempo después César González Ruano diría en petitte comité: «¿Cuándo se ha visto que se premie una obra por su calidad y no para concederla a los amigos?» al descubrirse que también él se presentaba en aquella ocasión al mismo premio. La novela fue un éxito sin paliativos. No en vano «Nada» sigue siendo todavía, después de «La familia de Pascual Duarte y «El Quijote», la obra en español más traducida.
En «Nada» Carmen Laforet consigue llevar hasta el lector ese ambiente asfixiante que inunda la novela, y no lo hace de forma explícita sino dejando que sea éste quien lo vaya descubriendo, quien vaya sintiéndose rodeado de esa astenia que arrastran a los personajes si no a la locura, si en cambio hasta la extravagancia. Como de forma no explícita también está Barcelona, (la autora hace unos pequeños apuntes sobre el barrio Chino o Las Ramblas) después es el autor, con el bagaje que tenga disponible en su memoria, quien complete la idea de una ciudad a veces soleadas que despunta entre el panorama gris de una España de postguerra.
Otro aspecto importante de Andrea, la protagonista es la necesidad que tiene de sentirse libre, alejarse de las ataduras que le impone su familia de acogida, por eso valora el grupo de estudiantes con el entra en contacto, en concreto, con Ena, la cual, por ese sortilegio de la trama, está relacionada vía materna con uno de sus tíos, músico de cierto prestigio que, como su familia de rancio abolengo en el pasado ha venido ahora a menos.
Es la misma libertad que durante toda su vida fue buscando Carmen Laforet. En un tiempo, antes de casarse finalmente con Manuel Cerezales y con el que tuvo cinco hijos (uno de los cuales el también escritor Agustín Cerezales) se marcha a Tánger, ciudad en la que su padre trabaja en el periódico local y allí tiene la ocasión de contactar con artistas y escritores como Truman Capote, y poco después marcharía a Roma, en donde conoce a Alberti, el cual la ayudará con consejos para cuando las musas se lo pongan difícil. Viaja a París, mientras J. M. Lara de la editorial Planeta, espera en vano durante siete años a que escriba su siguiente obra. Y es que «Nada» que tantas satisfacciones le diera, sin embargo, es como una rémora a la hora de culminar otro nuevo trabajo.
En «Nada», Andrea abandona el ambiente viciado de la casa de la calle Aribau y acepta el empleo que le proporciona el padre de Ena, y de nuevo el lector, con la novela ya finalizada, es el que decide cómo será el futuro de aquella joven que bajó de un tren una desapacible noche en Barcelona. La de Carmen Laforet lo puso ella, a veces lo hizo el destino y otras el mismo deseo de libertad que la protagonista de una de las novelas más trascendentales de la literatura del siglo pasado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario