jueves, 26 de octubre de 2023

SESIÓN II (23/24): "As galeras de Normandia" Ramón Loureiro

 



Título: As galeras de Normandía

Autor: Ramón Loureiro

Editorial: Xerais

Idioma: Gallego

Encuadernación: Tapa blanda

ISBN: 9788497822664

Año de edición: 2005

Fecha de lanzamiento: 24 febrero 2005


RAMÓN LOUREIRO

Biografía

Ramón Loureiro nació en Sillobre (1965) [está en una edad perfecta] la nuestra es buena pero la suya es mejor, a todas luces. Escritor y periodista. Compagina su labor periodística en La Voz de Galicia con la literatura.

En el 2001, de la Universidades do Minho recibió el Premio Caminhos da Memória por su ensayo fotográfico A escura terra de Escandoi, en el que se refleja, a través de imágenes en blanco y negro, su particular universo literario .

Narrativa

Morgado, 1997, Edicións do Castro.

O corazón portugués, 2000, Galaxia (despois na Biblioteca Galega 120).

As galeras de Normandía, 2005, Xerais. Traducido al castellano en 2007, con el título Las galeras de Normandía en Edaf.

A oca de Leonardo: última noticia de la grande máquina voladora, también llamada la verdadera hueca de Leonardo de la Vinci, tripulada por su excelencia el señor Vizconde de Chateaubriand..., 2006, Biblos Clube de Lectores.

A saga de San Ferreol, 2007, Biblos Clube.

Principes de Bretaña, estrelas de Compostela, 2009, Biblos Clube.

Ensayo

Casares. Editorial Trifolium. 2017.

Aceiro sobre a auga, 1992, ensayo fotográfico.

Carlos Casares: nove retratos e unha conversa inacabada, 2002, Fundación Carlos Casares.

Carlos Casares, 2003, A Nosa Terra.

As Pontes, 2003, ensayo fotográfico.

Jofre, o teatro que soñou unha cidade, 2005, La Voz de Galicia.

A Torre de Hércules. La lámpara del mundo, 2016, Trifolium.

Casares, 2017, Editorial Trifolium.


Literatura infanto-xuvenil

O peixe de pedra, 2005, A Nosa Terra.

A oca de Leonardo, 2006, Biblos Clube.


Traducciones

Un tranvia cara a SP, de Unai Elorriaga, 2002, Galaxia.

Obras colectivas

Carlos Gurméndez: vida e sentimiento. Cartas e fotografías, 1997, Concello de Pontedeume. Coordinador con Luís Mera.

Materia prima: relatos contemporáneos, 2002, Xerais. Narrativa.

Carlos Casares: a semente aquecida da palabra, 2003, Consello da Cultura Galega.

Seis ferroláns, 2003, narrativa, Edicións Embora.

Poetas e Narradores nas súas voces. II, 2006, Consello da Cultura Galega.

Marcos Valcárcel. O valor da xenerosidade, 2009, Difusora.


Premios

Premio Julio Camba de Periodismo

Finalista do Premio Eixo Atlántico no 2000, con O corazón portugués.


RESEÑA


El pasado jueves 19 de octubre, el escritor y periodista fenés, Ramón Loureiro visitó el Club de Lectura de la Universidad Sénior de Ferrol. El encuentro tuvo lugar a horas poco habituales para las actividades literarias, en medio de una galerna que azotaba desde el amanecer las costas de la Tierra de Escandoi, de la que forma parte Barallobre donde nació, uno de esos mágicos lugares que están a la vez entre el cielo y la tierra, y la razón de semejante encuentro era su novela más sobresaliente: Las galeras de Normandía (Ed. Xerais. 2005).

Considerada por buena parte de la crítica como una “obra maestra” (Miguel Ángel García Posada), “de texto muy complejo, rebosante de fascinación y sabiduría literaria” (Ángel Basán), Loureiro, arquitecto de la Ultima Bretaña, construye un mundo polifónico de voces en el que el príncipe de dos cabezas Henrique de Caldaloba reune a un ejército de espíritus, de vivos y de muertos, tras la aparición de unas pinturas en la iglesia de Santo Adrián de Lonxe. Semejante ejército espera la llegada de sus aliados del Norte en lo que entienden serán las galeras de Normandía las que repondrán los valores y cultura de la tierra gallega. En esta espera el lector asiste a una procesión de fantasmas, en realidad se ve mezclado, como en un baile de máscaras, con muchos de los personajes que son reconocidos por los lectores porque viven entre ellos, y asisten al mismo café. “Él, a estas alturas, al Derbi va más que nada a recordar. No por los vivos ni por las nueva sombras… Yo únicamente vengo a ver si estoy -dice el Cabaleiro de Aire, a modo de saludo, cuando llega”. 

Ramón Loureiro ha entrado en ese elenco de buenos escritores que han logrado crear un territorio por el que transitan con plena autoridad, y lo recorren con soltura porque puede que en realidad vivan en ellos. Lo he visto en Juan Benet en Volverás a Región, esa descomunal novela rica en matices y en capas de lectura; lo he visto en Faulkner en Una rosa para Emily que se desarrolla en el territorio de Yoknapatawpha y cuya capital es Jefferson; lo he visto en García Márquez en Cien años de soledad cuando los titiriteros llegaban a Macondo, en realidad su verdadera Aracataca, lugar a donde solían llevarse a los jóvenes a conocer el hielo por las tardes; lo he visto en Italo Calvino cuando en conversaciones con Marco Polo en Las ciudades invisibles nos descubría un mundo en el que en algunas ciudades, las ninfas del agua viven en el interior de las tuberías.

Pero esta mañana Loureiro no habló de Príncipes de Dos Cabezas, ni del temor de las fuerzas normandas a bordo de las galeras que asustadas ante la ocurrencia de usar la pirotecnia para romper el hielo y entablar comunicación pusieron rumbo de nuevo al norte, como tampoco lo hizo sobre la relación de la Virgen del Nordés (Patrona de las Navegaciones Seguras) con la Liga de los Modestos de las Marismas Altas si es que hubiera alguna, Loureiro, en cambio, sabedor como era de que apenas teníamos una hora para desentrañar ese misterio que nació en las paredes blanquecinas de una iglesia de la costa, eligió el camino largo, lleno de posadas y por qué no, también de asaltantes de caminos y nos habló de cine. Nos habló de la vorágine de las grandes plataformas que nos obligan, como una droga, a digerir capítulos que de tan inasibles se hacen repetitivos. Nos habló del Conde de Lemos, benefactor de Cervantes, Góngora o Lope, del Marqués de Amboage, y también lo hizo de libros y de autores, de los grandes que están en la cúspide de la literatura como Shakespeare o Cervantes. Y de editoriales, de ellas nos hizo partícipes de las extravagancias que rozan el insulto como el requerimiento de que una frase no contuviera más de ocho palabras, como si el ocho que lo es, fuera para ellos un número cabalístico. Esto me trajo entonces a la memoria las experiencias que mi padre, por necesidades de la época, tuvo al pluriemplearse y llegar a vender la gran enciclopedia Salvat por metros, y cuando se quedaba corto, colocaba las apostillas que en grandes volúmenes salían todos los años.


Y todo ello para dejarnos, como un lema sagrado en el frontispicio de que “la creación no es ninguna broma”. Que hay sacrificio, que el riesgo conlleva a fijar y dar esplendor a literatura y al idioma que es su brazo armado. He resaltado esa frase y la tengo a mano para recordarla cuando me siento y, como en la novela de Calvino Si una noche de invierno un viajero en la que se nos propone tomar todas las comodidades, me aseguro una lectura respetuosa con el autor.



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