YOLANDA CASTAÑO
Congresos e infinidad de recitales dentro y fuera de Galicia así como en el extranjero, habiendo participado en festivales internacionales y encuentros poéticos en Portugal, Bélgica, EE.UU., Buenos Aires, Madeira, Perú, Polonia, Lituania, Italia, Eslovenia, Nicaragua, Venezuela, Austria, Francia, Túnez o Finlandia.
Altamente interesada en la fusión entre poesía y otras manifestaciones culturales, ha desarrollado diversas experiencias mezclándola con la música (cantando versiones musicadas de sus poemas), la plástica (en catálogos junto a pintura o fotografía) o el audiovisual (videopoesía), colaborando con performers, compañías de danza, músicos, pintores, ilustradores o cineastas, actividad por la que también ha sido premiada. Mantiene, así mismo, el grupo interdisciplinar “Tender a man” (www.mypsace.com/tenderaman). Su Poesía ha sido traducida (en libros colectivos o revistas) al español, euskera, alemán, italiano, francés, inglés, árabe, ruso, lituano y polaco.
"Edénica",
Espiral Maior, 2000. (antología personal + CD con versiones cantadas de sus
poemas)
“O libro da egoísta”,
Galaxia, 2003, (2ª edición: 2004)
“Profundidade de campo”,
Espiral Maior, 2007. (XV Premio de Poesía Espiral Maior).
POEMA
MI RELACIÓN MÁS LARGA
No es algo para contar en público, pero
tengo una relación con mi casa.
Los vecinos nos critican porque no nos arreglamos,
sacamos la basura a deshoras, y
siempre hay algo ya roto
que insistimos en atesorar.
Sé que iría necesitando otra mano de pintura.
–Se le ven las raíces–
Que luce a veces ropa anticuada,
que hay aún una reforma que no le vendría mal.
Pero juntas rememoramos
ciertas visitas en silencio,
y ella me pone frente a los ojos
cada borde en el que tropecé.
Siempre hay, en la intimidad, un cuarto mal ventilado.
Protegemos el secreto de aquella esquina sucia,
guardamos juguetes inútiles,
y hay un cajón que no abrimos jamás.
Lo sabe todo sobre mí mi casa.
Nos divierten objetos tontos que
ya no casan con nada.
Nos frotamos la una a la otra alguna que otra vez.
Otras, su amor es severo: con los años entendí que
una calefacción central no me alertaría de los peligros de la
confortabilidad.
¡Pequeña testaruda!: ¿quieres decir que quererte
no va a dejarme que descanse nunca?
Como cualquier pareja, prosperamos juntas.
El ascensor es tan nuevo que a veces me ciega,
otras me muerde al entrar, solo para que nunca
olvide los años de esfuerzo.
Yo sé que también me ama:
que cuando pierdo la paciencia y quiero bajar antes por las
escaleras
una puerta automática se abre
para decirme que no siempre
la gravedad está de nuestro lado.
Sabe de mi cuerpo mucho más que nadie.
También ella me toma en sus brazos cuando me pierdo,
lloré en su regazo cada uno de los pánicos.
Di por ella, una vez, todo cuanto tenía.
Se casó con mis faltas,
yo le di a ella un hogar.
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