Nº de páginas: 224
Editorial: Seix Barral
Idioma: Castellano
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 978-84-322-2821-6
Año de edición: 2019
MURIEL BARBERY (1969- )
Muriel Barbery (Casablanca, Marruecos, 28 de mayo de 1969) es una escritora y profesora de filosofía francesa.
Biografía
A los dos meses de nacer, sus padres regresaron con ella a Francia. Durante los meses de julio y agosto de 1969 regresaron a Rabat. Al regresar a Francia, cruzaron en coche España, visitando: San Sebastián, Burgos, Salamanca hasta el estrecho de Gibraltar.
Estudió Filosofía en la Escuela de Letras y Ciencias Humanas de Lyon y ejerció la docencia en diferentes centros hasta abandonar su labor como profesora para residir en Kyoto, Japón.
Obra literaria
Muriel debutó como novelista con “Una Golosina” (2000), un libro centrado en los recuerdos de un crítico gastronómico a punto de morir que conoció un nuevo título, “Rapsodia Gourmet”, en una posterior reedición. Seis años después logró un gran éxito internacional, principalmente en Europa, con su segundo libro, “La Elegancia Del Erizo” (2006), reunión de varios personajes en un edificio de París con centro en la relación especial que mantienen una niña a punto del suicidio y una portera.
Esta novela tuvo un gran éxito en su país con más de 30 ediciones y más de un millón de ejemplares vendidos, ocupó el primer lugar de ventas durante treinta semanas consecutivas y ha sido traducida a numerosos idiomas. La directora francesa Mona Achache ha rodado la película El encanto del erizo basándose en esta novela.
Su tercera novela fue “La Vida De Los Elfos” (2015).
En el año 2019 publicó su cuarte novela titulada “Un País Extraño” (2019).
Un año después apareció otra novela, “Una Rosa Sola” (2020), la historia de Rose, una solitaria botánica que viaja a Japón para conocer el testamento de su padre, al que no conocía.
En el 2021, con ilustraciones de Maria Guitart, publicó “Los Gatos De La Escritora” (2021), libro corto sobre el vínculo de sus cuatro gatos y el proceso de su escritura.
RESEÑA
Sea cual sea el estado de ánimo en el que se encuentre el lector, cuando caiga en sus manos la novela de Muriel Barbery: “La elegancia del erizo”, irremediablemente se verá abocado a seguir el hilo de una historia que deja de ser extravagante tan pronto como comienza, y esperará con avidez las reflexiones que con inteligencia y resignación también despliegan los dos principales personajes de la novela: Renée Michel, portera de un edificio de lujo en París, y Paloma Josee, una niña rica de doce años que vive en el mismo edificio. Poco antes de la mitad de la novela aparece un misterioso hombre japonés que será objeto de admiración y curiosidad de ambas mujeres.
El personaje de Renée parece estar de vuelta de todo y desde luego no se siente intimidada por la élite parisina que vive en el edificio donde trabaja, más bien al contrario, puede que sean sus inquilinos y propietarios los que se vean sorprendidos por alguna de sus actitudes. No deja de sorprender el encuentro con uno de ellos:
“Por ello me ha sorprendido tanto mi reacción cuando, tras llamar Antoine Pallières tres veces imperiosamente al timbre y, sin mediar saludo, ponerse a contarme con facunda vindicta la desaparición de su patinete cromado, le he cerrado la puerta en las narices y a punto he estado con ese mismo movimiento de amputar de su cola a mi gato, que justo en ese momento se escabullía por el marco...
Y como tenía que permitir que León volviese a sus dominios, he vuelto a abrir la puerta nada más cerrarla.
-Disculpa, es que hay corriente.
Antoinie Pallières me ha mirado con la expresión de alguien que se pregunta si de verdad ha visto lo que ha visto. Pero como está entrenado para considerar que sólo ocurre lo que tiene que ocurrir, de la misma manera que los ricos se convencen de que su vida sigue un surco celestial que el poder del dinero cava naturalmente para ellos, ha tomado la decisión de creerme. La facultad que tenemos de manipularnos a nosotros mismos para que no se tambaleen lo más mínimo los cimientos de nuestras creencias es un fenómeno fascinante”.
Paloma avanza por la novela plasmando sus ideas e impresiones en dos diarios “Ideas profundas” y “Diario del movimiento del Mundo” y Paloma que a veces la vida se le antoja como una comedia fantasma, como sacada de un sueño está convencida que al final solo nos queda el Arte.
“En cuanto a nuestra descendencia, la contemplamos con una mirada nueva y horrorizada porque, sin el barniz del altruismo, el acto de reproducirse se nos antonja profundamente fuera de lugar. Sólo quedan los placeres sexuales, pero, arrastrados a la corriente de la miseria primigenia, vacilan ellos también, pues la gimnasia sin el amor no encuentra cabida en el marco de nuestras lecciones bien aprendidas.
La eternidad se nos escapa. Y uno necesita desesperadamente el Arte. Aspira con ardor a recuperar su ilusión espiritual, desea con pasión que algo lo salve de los destino biológicos para que no se excluya de este mundo toda poesía y toda grandeza”.
Entre tanto Kakuro hace de enlace entre las dos protagonista a las que les enloquece el té con jazmín mientras tratan de de una variedad de temas que van desde la fenomenología, pasando por la gramática, el sexo o la muerte, el haiku y la literatura rusa.
Muchos son los momentos divertidos a lo largo de la novela, y a veces aparentemente tan insignificantes que es precisamente esa insignificancia y cotidianidad que hasta emociona, como en aquel pasaje en el que Manuela, otra de las asistentes de la élite rica de París, decide abandonar a su “señora” por adordto señor Kakuro:
“Marcharme sería como morir”, le había confiado Renèe a Manuela. “Bueno, no hablo por usted,mujer. A usted no le quedará otro remedio que resignarse a ello”.
-Resignarme a ello, tururú que te vi -dice manuela que, desde que, siguiendo mi consejo, vio Lo que el viento se llevó, se cree que es la Escarlata de los suburbios de París. ‘Ella se va y yo me quedo! ¿El señor Ozu quiere contratarla? -le pregunto.
-No se lo va a creer -me dice- ¡Me ha contratado doce horas a la semana con un sueldo de princesa! -¡Doce horas! -exclamo. ¿Y cómo se va a apañar usted?
-Voy a dejar tirada a la señora Pallières.
Y porque de las cosas buenas hay que abusar.
-Sí -repite, voy a dejar tirada a la señora Pallières.
Saboreamos un momento en silencio este aluvión de buenas noticias.
-Voy a hacer un té -digo, interrumpiendo nuestra beatitud. -Un té blanco, para celebrar el acontecimiento.
Sin duda, una excelente y divertida novela.
ENTREVISTA
En una entrevista concedida a medios españoles, Muriel Barbery comentaba:
Estuve dos años viviendo en Kyoto y fue una experiencia que me marcó muchísimo, pero cuando intentaba escribir sobre ello era incapaz. Por eso decidí inventar un mundo completamente imaginario para hablar de lo que viví, dar un rodeo.
- ¿Cuál era la raíz del bloqueo?
- Fue una experiencia tan fuerte y extraña que me resultaba muy difícil afrontarla de cara. Todo lo que escribía sobre Japón me parecía banal, trivial y muy trillado en comparación con la extraordinaria experiencia estética y espiritual que viví allí.
-
- Pero lo superó,
- 'Un país extraño' tiene un aire muy japonés.
- Superé esa sensación de profanación, de traición, de que todo lo que me salía estaba muy por debajo de lo vivido. Ahora acabo de escribir una novela que ocurre en Kyoto, pero han tenido que pasar 10 años. Mi primer esposo era un forofo de Japón.
-
- ¿Echa de menos la filosofía?
- No porque la literatura es el mismo deseo de entender el mundo en el que vivimos. Con los años me di cuenta de que aprendí más de la vida con Tolstói que con Descartes. He vuelto a vivir a la campiña, donde crecí. Escribo, cocino y cultivo mi huerto. Hay que honrar la vida lo mejor que uno pueda.
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