viernes, 14 de abril de 2023

SESIÓN XIV: "Luna LLena" Aki Shimazaki



Ficha Técnica

Nº de páginas: 176

Editorial: Tusquets editores

Idioma: Castellano

Encuadernación: Tapa blanda

ISBN: 9788411070713

Año de edición: 2022

Traducción: Javier Albiñana

Plaza de edición: Barcelona


AKI SHIMAZAKI

(Gifu, Japón 1954) es una novelista y traductora canadiense. Se mudó a Canadá en 1981, viviendo en Vancouver y Toronto. Actualmente vive en Montreal, donde enseña japonés. Escribe y publica sus novelas en francés desde 1991.

  • Primer ciclo, Les poids des secrets, publicados en España como El quinteto de Nagasaki ( Lumen, 2018)

    • 1999: Tsubaki

    • 2000: Hamaguri

    • 2001: Tsubame

    • 2002: Wasurenagusa

    • 2005: Hotaru

  • Segundo ciclo, Le coeur de Yamato, publicados en España como El corazón de Yamato (Lumen, 2019)

    • 2006: Mitsuba

    • 2008: Zakuro

    • 2010: Tonbo

    • 2012: Tsukushi

    • 2013: Yamabuki

  • Tercer ciclo, L'ombre du chardon

    • 2014: Azami ("Azami, el club de Mitsuko", 2023)

    • 2015: Hôzuki (Hozuki, la libreria de Mitsuk, 2017)

    • 2016: Suisen

    • 2017: Fuki-no-tô

    • 2018: Maïmaï

  • Cuarto ciclo

    • 2019: Suzuran

    • 2021: Sémi (Luna llena, 2022)

Premios

  • Premio Ringuet del 2000 de la Academia de las Letras de Quebec, por Hamaguri

  • Premio literario Canadá-Japón de 2002 del Consejo Canadiense de las Artes, por Wasurenagusa

  • Premio del Gobernador General de 2005, por Hotaru

  • Premio L'Algue D'Or de 2009, por Mitsuba

  • Premio Asia de 2013 de la Asociación de escritores de Lengua Francesa, por Yamabuki


RESEÑA


Luna llena es la última novela de la autora japonesa Aki Shimazaki. Asentada en Cánadá, escribe en francés desde que se instaló en Montreal. El tema centra de la novela es el Alzhéimer. En una residencia de mayores, el matrimonio formado por Fujiko y Tetsuo, llevan una vida sin sobresaltos hasta la aparición de los síntomas más que evidentes de Alzhéimer de Fujiko. Esta no reconoce a Tetsuo como su marido, y dada tal circunstancia, Tetsuo no puede compartir con ella su habitación. La enfermera recuerda a Tetsuo que no le debe llevar la contraria y acuerda una solución salomónica que finaklmente Fujiko acepta, y es la de separar las dos camas por una cortina ya que esta no reconoce a Tetsuo como su marido. En cambio admite que sean novios, y pronto pronto podrían casarse.

Como es habitual en el tratamiento de este tipo de enfermedad, lo recomendable es no corregir y llevar la contraria al enfermo, por eso Tetsuo, resignado acepta seguir el juego y asistir a compartir los recuerdos pasados de su mujer con la pérdida de ella en los momentos actuales. Fujiko le informa que tiene que devolver una importante suma de dinero a un reconocido músico que hace años le entrego una suma de dinero para que abortara, ya que, se había quedado embarazada. Pero después decidió, no hacerlo, de ahí la necesidad de restituir el dinero.

Sin dar crédito a lo que acontecía, más bien fue el marido quien tuvo una larga aventura hacía años, Fujiko seguía empeñada a encontrar al padre, el cual pronto daría un recital al que ellos acudirían. La sorpresa fue que, a pesar de ser cierta la historia, a estas alturas, Fujiko no fue capaz de reconocer a su antiguo amante sino que lo confundía con otro huésped de la residencia.

El estilo de la novela es muy sencillo, de capítulos muy cortos, frases sencillas y directas, parece recordar, al margen de la temática, al estilo de Alessandro Barico en Seda, novela también que recorre el mundo del lejano Oriente con un estilo similar.

Tras aceptar que su mujer había tenido una aventura con famoso músico cuando ella fue conocedora de la aventura de su marido, no pudo llevar a cabo el aborto, al final acepta a su hijo como tal, y decide pedirle en matrimonio finalmente con lo que una nueva vida comienza cuando tienen la oportunidad de quitar la sábana que separa las dos camas en su habitación.

Una novela bien escrita que pone, sin melodrama, una realidad, inevitable y dolorosa para quienes la rodean.



SESIÓN XIV, POESÍA: Giordano Bruno. "Sobre lo Inmenso y lo Innumerable"



GIORDANO BRUNO
. De nacimiento Filippo Bruno (Nola, enero o febrero de 1548 – Roma, 17 de febrero de 1600), fue un astrónomo, filósofo, teólogo, matemático y poeta italiano. 
   Sus teorías cosmológicas superaron el modelo copernicano, pues propuso que el Sol era simplemente una estrella y que el universo debía contener un infinito número de mundos habitados por animales y seres inteligentes. 
   Miembro de la Orden de los Dominicos, propuso en el campo teológico una forma particular de panteísmo, lo cual difería considerablemente de la visión cosmológica sostenida por las distintas confesiones cristianas. Además de estos razonamientos, sus afirmaciones teológicas también fueron otra de las causas de su condena, que lo llevaron a ser ejecutado por las autoridades civiles de Roma después de que la Inquisición romana lo declarara culpable de herejía, razón por la cual fue quemado vivo en la hoguera. 
   Tras su muerte, su nombre ganó fama considerable, particularmente en el siglo XIX y principios del XX.

Otro poema notable de Bruno es "De Immenso et Innumerabilibus" ("Sobre lo Inmenso y lo Innumerable"), publicado en 1584. Este poema está dedicado al estudio del universo y la inmensidad del cosmos, y presenta una visión panpsiquista de la naturaleza.


 "De Immenso et Innumerabilibus"

Sobre lo Inmenso y lo Innumerable

De la nada vino todo lo que es,

el caos se convirtió en orden

y el vacío se llenó de ser.

Así nació el universo,

así nacieron los mundos,

así nacieron los seres.


Y todo lo que es, es grande,

grande como el universo mismo,

como los cielos estrellados,

Como las galaxias


Pero hay algo más grande todavía,

algo que escapa a toda medida,

algo que está más allá del ser,

algo que es inmenso e innumerable.


Es el espacio que lo contiene todo,

el espacio que todo lo abraza,

el espacio que no tiene fin,

el espacio que es eterno.


Y en ese espacio hay estrellas y mundos,

hay seres y formas inimaginables,

hay vida y muerte, creación y destrucción.


Y todo está en movimiento,

todo cambia y se transforma,

todo evoluciona y se renueva.


Pero el espacio permanece,

el espacio es la matriz del ser,

el espacio es lo inmenso y lo innumerable.


Y nosotros somos parte de ese espacio,

somos una chispa de esa luz,

somos una nota en esa música infinita.


Por eso, no hay nada pequeño ni insignificante,

no hay nada que no tenga su lugar y su razón de ser,

no hay nada que no esté conectado con todo lo demás.


Porque todo es uno en el espacio,

todo es parte de la misma unidad,

todo es parte de la misma divinidad.


Y en ese espacio inmenso e innumerable,

hay una luz que nos guía,

una voz que nos llama,

un amor que nos abraza.


Es el amor que lo abarca todo,

el amor que es la esencia del ser,

el amor que nos eleva y nos transforma.


Porque en el espacio inmenso e innumerable,

todo es amor,

todo es luz,

todo es divinidad.


Y nosotros somos una parte de eso,

una chispa de esa luz divina,

una nota en esa música infinita.


Por eso, no hay nada que temer,

no hay nada que lamentar,

no hay nada que no podamos superar.


Porque somos parte de lo inmenso y lo innumerable,

somos parte de la luz y del amor,

somos parte de la divinidad misma.


Así sea.