lunes, 7 de julio de 2025

SESIÓN XII (24/25): "Los girasoles ciegos" Alberto Méndez




Ficha Técnica

Nº de páginas:  160

Tiempo de lectura: 03h: 44m

Editorial: Literatura Editorial Anagrama

Idioma: Castellano

Encuadernación: Tapa blanda

ISBN: 9788433968555

Lugar: Barcelona

Año de edición: 2004


BIOGRAFÍA

Alberto Méndez (1941–2004). Alberto Méndez fue un escritor madrileño que no publicó ninguna obra de ficción en vida. Durante décadas se dedicó al mundo editorial, trabajando como corrector, editor y lector para varias editoriales españolas. También fue cofundador de la editorial Ciencia Nueva, muy activa durante los años 60. Su carrera estuvo siempre cerca de la literatura, pero no en primera línea. Escribía, sí, pero guardaba sus textos para sí mismo, puliéndolos durante años. Cuando por fin se animó a mostrar algunos de sus relatos a círculos íntimos, ya estaba gravemente enfermo. La enfermedad (cáncer) se lo llevó antes de ver publicada su primera y única obra narrativa.

El manuscrito y la publicación. Los cuatro relatos que componen Los girasoles ciegos fueron escritos en un periodo prolongado, pero concebidos desde el principio como un conjunto unitario, una suerte de "tetralogía de la derrota", como a veces se ha dicho. En vida, Méndez apenas compartió estos textos, pero poco antes de morir, entregó el manuscrito a la editorial Anagrama. Fue Jorge Herralde, su editor, quien reconoció inmediatamente el valor de la obra y decidió publicarla. El libro salió en 2004, pocos meses después del fallecimiento de Méndez, sin posibilidad de que él participara en la promoción ni en las entrevistas. La crítica lo recibió con entusiasmo, reconociendo la aparición de una voz poderosa, aunque silenciosa durante décadas.
Reconocimientos póstumos. Pese a su modestia editorial inicial, el libro fue rápidamente aclamado como una obra maestra y recibió los siguientes premios:

Premio Setenil al mejor libro de relatos publicado en España (2004)

Premio Nacional de Narrativa (2005) . Este galardón lo convierte en uno de los pocos autores que han ganado el premio nacional por una única obra publicada.

Premio de la Crítica (2005). Estos reconocimientos fueron excepcionales para un autor debutante, y más aún para uno que ya no estaba para recogerlos.

Adaptación cinematográfica. En 2008, Los girasoles ciegos fue adaptado al cine por José Luis Cuerda, con guion de Rafael Azcona, en lo que fue también la última película escrita por este legendario guionista.
La película se centra principalmente en el cuarto relato (el que da título al libro), y fue seleccionada por España como candidata al Óscar a la mejor película extranjera.

Muchos críticos lo comparan con autores como Primo Levi, Stefan Zweig o Antonio Tabucchi, por su capacidad para narrar el horror sin alardes, desde la dignidad y el silencio. Su caso recuerda también a otros grandes "debutantes póstumos" como John Kennedy Toole (La conjura de los necios) o Marina Tsvietáieva, cuyos legados fueron conocidos sólo tras su muerte.

RESEÑA

Introducción

Última sesión del Club de Lectura Sénior en el Ateneo Ferrolano

La mañana se desperezaba con una luz suave sobre Ferrol, y ya a las once y media —hora oficial del encuentro— varias lectoras madrugadoras tejían silencios y palabras en el Ambigú del Ateneo, ese rincón que huele a café recién hecho y a páginas vividas. Era una espera sosegada, casi ritual, como quien prepara el alma antes de abrir un libro. La tertulia se adivinaba en los ojos, aún antes de pronunciarse en voz alta.

Sonia, guardiana amable del Ateneo, nos ofreció un recorrido por las entrañas del edificio, donde el tiempo parece haberse quedado a vivir entre las vigas de madera y las líneas limpias del hormigón visto. Cuatro plantas de historia, arte y pensamiento, suspendidas entre la elegancia de lo antiguo y la valentía de lo nuevo. Allí, el arquitecto no solo construyó espacios, sino memorias futuras.

Tras un largo y dicharachero descanso —de esos que sólo pueden darse entre amigos que comparten libros y afectos— subimos a la tercera planta. Fue allí donde se celebró la última sesión del Club de Lectura, con esa mezcla de alegría y despedida que traen los finales que también son promesas.

Entre lecturas, evocaciones y risas contenidas, hubo tiempo para los agradecimientos: a Encarna Fernández, por su incansable y delicado cuidado del blog del Club, y también a quien suscribe estas líneas, con gratitud que guardo como se guarda una carta manuscrita entre las páginas de una novela querida. El reloj avanzó sin prisa, cómplice de la charla, y cuando el hambre ya se dejaba oír entre párrafos y anécdotas, nos fuimos a comer. No sin antes haber saboreado, una vez más, ese manjar lento que es la lectura compartida.

 Reseña

Los cuatro relatos que componen el libro Los girasoles ciegos de Alberto Méndez, una obra esencial de la narrativa española contemporánea sobre la posguerra civil. Cada relato puede leerse de forma independiente, pero todos forman parte de un conjunto temático profundamente humano, político y literario:

1. "Primera derrota (1939): Si el corazón pensara dejaría de latir"
Este relato abre el libro con la historia de un capitán del ejército franquista que, el mismo día de la victoria nacional, decide desertar. El relato no es una simple historia de traición al bando vencedor, sino una reflexión estremecedora sobre la conciencia, la culpa y la imposibilidad de seguir un camino injusto aunque ya esté ganado. Con un lenguaje contenido y una estructura casi confesional, Méndez retrata a un hombre derrotado moralmente que busca redención en medio del vacío. El conflicto entre obediencia y verdad se convierte aquí en un dilema existencial. Es un inicio que establece el tono trágico y ético del libro.

2. "Segunda derrota (1940): Manuscrito encontrado en el olvido"
Uno de los relatos más líricos y conmovedores del libro. Aquí seguimos a un joven poeta republicano que huye a las montañas con su amada embarazada. Ella muere durante el parto, y él escribe un manuscrito que es encontrado junto al cadáver del recién nacido. Este relato es una elegía, un lamento amoroso y político, que recuerda al romanticismo trágico y a las novelas de resistencia interior. A través de este manuscrito –que constituye el relato en sí–, Méndez une la poesía, la muerte y el hambre como tres formas del mismo desastre humano. La soledad del protagonista resuena con fuerza en cada línea.

3. "Tercera derrota (1941): El idioma de los muertos". Este relato presenta a un preso republicano que sobrevive en la cárcel gracias a un sistema de engaño: finge conocer al hijo de un comandante franquista para que lo mantenga con vida. La tensión moral crece a medida que el protagonista se va quedando solo, a costa de mentir. Méndez juega aquí con la mentira como estrategia de supervivencia, mostrando la degradación y la manipulación de la identidad como precios inevitables en un régimen opresivo. Es un relato oscuro, donde la traición ya no se mide entre bandos, sino entre lo que uno está dispuesto a soportar para seguir vivo.

4. "Cuarta derrota (1942 o 1943): Los girasoles ciegos". El relato que da título al libro, y el más conocido, gracias en parte a su adaptación cinematográfica. Un profesor republicano se esconde en su propia casa mientras su familia finge que ha muerto. La tensión aumenta cuando un diácono enamorado de la esposa empieza a sospechar y a hostigarla. Aquí la derrota es total: íntima, psicológica, claustrofóbica. La figura del sacerdote, mezcla de represión sexual y autoridad ideológica, encarna a la perfección la hipocresía moral del franquismo. El relato trata el deseo, la locura, el fanatismo y el miedo con maestría. Los girasoles ciegos del título se convierten en metáfora de quienes, privados de sol –de libertad, de verdad–, siguen girando hacia donde no hay luz.


Los girasoles ciegos es un libro sobre las muchas formas de la derrota: la moral, la amorosa, la política, la íntima. Alberto Méndez logra en apenas cuatro relatos condensar el clima asfixiante de la posguerra, el sufrimiento de los vencidos, y la dignidad que algunos preservan incluso en la humillación. Con una prosa sobria y conmovedora, el autor convierte cada historia en una meditación sobre la ética del recuerdo.



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