Inés Martín Rodrigo Madrid, 1983, es una escritora y periodista española, ganadora del Premio Nadal de novela en 2022 por su obra Las formas del querer.
Biografía
Pasó su infancia en un pueblo extremeño, donde su madre, Aurora Rodrigo, maestra, le aficionó a la literatura. Falleció cuando Inés tenía catorce años.
Tras licenciarse en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, trabajó durante catorce años en el área de Cultura del ABC Cultural y, en la actualidad, forma parte del equipo del suplemento literario Abril, del grupo Prensa Ibérica. También es colaboradora de El Ojo Crítico, el programa cultural de RNE. En 2019 fue seleccionada por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo en la primera edición del programa «10 de 30», que busca dar a conocer y promocionar en el extranjero la obra de una decena de escritores españoles entre los 30 y los 40 años.
Previas a la novela premiada, Las formas del querer, son la ficción biográfica Azules son las horas (2016), la antología de entrevistas a escritoras, Una habitación compartida (2020) y el cuento infantil Giselle (2020), basado en el ballet del mismo nombre. Ha prologado obras de autores como David Foster Wallace, Virginia Woolf o Carmen Laforet.
Obra
Azules
son las horas.
Espasa, 2016.
David
Foster Wallace, el genio que no supo divertirse,
en la obra colectiva La
obra David Foster Wallace: Portátil.
Random House, 2016.
«Naufragio»,
en El
cuaderno caníbal,
Antología de cuentos. Pálido Fuego, 2017
Prólogo
de la edición en español de El
diario de Virginia Woolf. Vol. I (1915-1919).
Tres Hermanas, 2017.
Una
habitación compartida: conversaciones con grandes escritoras.
Debate, 2020. Entrevista a diferentes escritoras como Ida Vitale,
Zadie Smith, Elena Poniatowska y Margaret Atwood.
Giselle.
Tres Hermanas, 2020. Colaboración con la ilustradora Raquel
Aparicio, un álbum ilustrado adaptado musicalmente por la Compañía
Nacional de Danza. Las
formas del querer.
Destino, 2022. Galardonada con el Premio Nadal.
Premios
Premio
Nadal de novela (2022) con Las
formas del querer,
un premio que la autora dedicó a su madre en el discurso de
aceptación.
RESEÑA
“Las formas del querer” es una novela que no ha conseguido pasar de ser una novela de entretenimiento, a pesar de los intentos de su autora, una novela plana que tiene pocos sobresaltos y muchas previsiones aunque Irene Martín toque una larga lista de temas, todos de gran calado y significación.
El estilo es simple pero desigual, en ocasiones deslabazado, que se pierde en recreaciones y detalles que poco aportan a la historia. Y, sin embargo, en ese afán de curiosidad que tenemos los lectores, se puede ir poco a poco familiarizando con los personajes y acompañarlos a ratos y a ratos no. Y son tan planos los sobresaltos que te saltas treinta páginas y no se tiene la sensación de pérdida de tiempo.
Tras la muerte de los abuelos de Noray, esta toca, a través de la saga familiar, la igualdad de la mujer, la homosexualidad, la anorexia, el Alzheimer, la Muerte Digna, solo con la contemplación de algunos de los rasgos de estos fenómenos se podría vivir de la literatura pero con todos ellos a la vez se consigue un cóctel agitado que apenas deja sabor de boca, ni bueno ni malo.
Es probable que la autora se mereciera el Premio Nadal y que lo haya intentado pero está la sensación que, sin lugar a dudas deja al lector, que ya intuye un final abierto sin suspense pero con vocación de segundas partes, que no siempre son buenas.
José Manuel Caballero Bonald (Jerez de la Frontera)11 de noviembre de 1926 – Madrid, 9 de mayo de 2021) fue conocido principalmente como poeta, ensayista y novelista. La cuidadosa utilización del lenguaje y el barroquismo caracterizan su obra. También fue un reconocido flamencólogo.
Biografía
De padre cubano —republicano del Partido Reformista— y madre de ascendencia aristocrática francesa —de la familia del vizconde de Bonald—, estudió Filosofía y Letras en Sevilla entre 1949 y 1952 y náutica y astronomía en Cádiz. En estos mismos años comenzó a relacionarse con los cordobeses de la revista Cántico, como Pablo García Baena. Publicó su primer poemario, Las adivinaciones, en 1952, tras haber obtenido con él un accésit del Premio Adonais. Dos años antes había ganado el Platero de poesía. Su carrera continuó en Latinoamericana donde fue profesor universitario en Bogotá. En la capital colombiana escribió su primera novela —Dos días de septiembre, galardonada en 1961 con e Premio Biblioteca Breve y publicada al año siguiente— y tuvo a su primer hijo.
Al regresar de Colombia intensificó el interés por la literatura como método de lucha antifranquista, en línea con las directrices del PCE, en el que sin embargo nunca militó. Colaboró con Camilo José Cela en la publicación de la revista Papeles de Son Armadans como subdirector y en el proyecto del Instituto de Lexicografía de la RAE. Además, tuvo un idilio de siete años con la primera mujer de Cela, Rosario Conde. En abril de 2009 publicó La noche no tiene paredes, compuesto por 103 poemas, donde hace una reivindicación de la incertidumbre porque, en sus propias palabras, «el que no tiene dudas, el que está seguro de todo, es lo más parecido que hay a un imbécil.» Tras la publicación de Entreguerras (2012), libro formado por un solo poema de casi 3.000 versos, declaró: «ya no voy a escribir nada», sin embargo continuó escribiendo. Ha reconocido que escribir poesía le ayuda a mantenerse joven. «El permanecer en la brecha te rejuvenece. El que no se queda callado, el que iguala el pensamiento con la vida, tiene ya mucho ganado para rejuvenecer», declaró al cumplir 80 años. El 29 de noviembre de 2012 fue galardonado con el Premio Cervantes.
En 2018 afirmó que no pensaba volver a escribir. Caballero Bonald falleció el 9 de mayo de 2021 en Madrid, a la edad de 94 años.
Eduardo Modesto Blanco Amor (Orense, 14 de septiembre 1897 – Vigo, 1 diciembre 1979) fue un escritor y periodista español, que escribió tanto en gallego como en castellano.
Biografía
Su padre abandonó el hogar familiar cuando Eduardo sólo contaba tres años. En 1915, a la edad de diecisiete años, empezó a trabajar como secretario de dirección en El Diario de Orense. Durante esta época frecuentó las tertulias de Vicente Risco, figura que tuvo una importancia decisiva en su futura defensa y promoción de la cultura gallega. En 1919 emigró a Buenos Aires, donde continuó en contacto con intelectuales gallegos de la emigración, tomando parte activa en la Federación de Sociedades Galegas, fundada en 1921, que pretendía aglutinar a todos los inmigrantes gallegos. En 1923 fundó con Ramiro Isla Couto la revista Terra, en lengua gallega. En 1925 entró a formar parte del diario argentino La Nación, donde conoció a escritores argentinos como Leonardo Lugones, Borges, Sabato y Mallea, y uruguayos como Horacio Quiroga.
En 1927 inició su carrera literaria, con la novela Os Nonnatos, a la que siguió, al año siguiente, el libro de poemas Romances Galegos. Ese mismo año y en Buenos Aires, participa junto a Domingo Rial Seijo, Ramón Ssuárpez Picallo y Ramón Peña en la refundación de la revistaCeltiga. En 1928 regresó a Galicia como corresponsal del diario La Nación. Durante este primer regreso conoció a Castelao y a varios intelectuales del Partido Galeguista y el grupo Nós, y escribió Poema en catro tempos, que publicaría posteriormente en Argentina en 1931. Desde Buenos Aires colaboró más tarde con la revista Nós con varios poemas y tres capítulos de su novela inconclusa A escadeira de Jacob.
Volvió a instalarse en España como corresponsal de La Nación entre 1933 y 1935, y conoció en Madrid a Federico García Lorca, al que le unió una gran amistad; Blanco Amor fue quien publicó los Seis poemas galegos (1935) de Lorca. Defendió desde Argentina la causa republicana cuando se produjo el estallido de la guerra civil española. Durante los 20 años siguientes utilizó en exclusiva el castellano en su obra literaria, con obras como Los miedos (1936) o La catedral y el niño (1948). En 1956 regresó al gallego con Cancioneiro, y en 1959 publicó una novela de gran importancia para la renovación de la narrativa gallega, A esmorga (traducida al castellano como La parranda).
En Buenos Aires fundó y dirigió el Teatro Popular Galego. También fue director de la revista Galicia, publicada por el Centro Gallego de Buenos Aires.
Regresó a España en 1965, y publicó otra obra que tuvo gran repercusión, el libro de cuentos Os biosbardos (1962). Su última etapa fue muy fecunda, a pesar de ser postergado por la cultura oficial: en 1970 dio a luz una nueva edición de A esmorga, y en 1972 apareció la extensa novela Xente ao lonxe. En sus últimos años prestó gran atención al género teatral, con obras como Farsas para Títeres (1973) y Teatro pra a xente (1975). Falleció en Vigo el 1 de diciembre de 1979. Sus restos descansan en el Cementerio de San Francisco de Orense.
Muchas de sus obras narrativas (A esmorga, Xente ao lonxe, Os biosbardos) se desarrollan en una ciudad ficticia, Auria, transposición literaria de su Orense natal. Los críticos han encontrado en sus ficciones ecos de autores como Valle-Inclan o Eça de Queirós.
Obra
en gallego
Os
Nonnatos (narrativa,
1927)
Romances
galegos (poesía,
1928)
Poema
en catro tempos (poesía,
1931)
A
escadeira de Jacob (narrativa,
inconclusa)
Cancioneiro
(poesía,
1956)
A
esmorga (prosa,
1959). Traducido
al español: Parranda
(1960).
Bartoméu
e os Biosbardos (relato,
1962).
Os
biosbardos (cuentos,
1962). Traducido al español: Las
musarañas (1975)
O
reló de area (cuentos,
1965)
Xente
ao lonxe(narrativa,
1972). Traducido al español: Aquella
gente... (1976)
Farsas
para títeres (teatro,
1973)
Teatro
pra xente (teatro,
1974)
Poemas
galegos (poesía,
1980)
Proceso
en Jacobusland (Fantasía xudicial en ningures) (teatro,
1980)
Castelao
escritor (Ensayo 1968)
RESEÑA
“Xente ao lonxe” de Eduardo Blanco amor es una novela “río”. Alrededor de 170 personajes tienen vida en ese universo de una Galicia profunda de finales del siglo XIX y en la ciudad mítica de “Auria . Contada en primera persona por Suso, éste lo hace primeramente como un niño y después va madurando en el desarrollo de la novela de la misma manera que lo va haciendo él en la vida real. Esta novela podría parecer que sufrió los golpes y dardos de la insultante fortuna que diría Shakespeare, sin embargo, lo que sufrió fue el hachazo brutal de la censura y que lejos de haber sido tocada por una cirugía precisa y sin problemas vasculares, aquella fue como lo había sido siempre, torpe y sanguinaria. Hasta que Xosé Manuel Dasilva no encontró el expediente real dela censura y pudiera incluir los trozos que además faltaban de ella, no se pudo disfrutar de una novela completa y sin el hachazo sombrío de la Inquisición del siglo pasado.
Blanco Amor vierte su buen hacer como periodista en esta novela escrita originalmente en gallego (él mismo realizó posteriormente la traducción al castellano). La riqueza de la lengua gallega (la oficial y la inventada) es abrumadora. Para los censores, en cambio, fueron las palabras gruesas y mal sonantes, según ellos y según la Iglesia, el motivo fundamental que justificaría semejante sajadura.
Ante tal elenco de personajes Suso va desgranado también un sinfín de situaciones. De la manera en las que están descritas, en su variedad e inverosímiles acontecimientos a veces puede parecerle al lector encontrarse ante una de las primeras novelas del “realismo mágico”, lejos eso sí de las humedades de un Macondo que nos trajo García Márquez en aquel mundo cíclico en el que inevitablemente vuelven los gitanos de Melquíades el Magnífico y los gallinazos de las esquinas. A Suso, lo van relevando también otros personajes, entre ellos el de Evangelina que es una narradora presente en todo la historias y en todas las historias. Momentos gloriosos son varios, entre ellos el de la llegada de los ginecólogos que causan una grande sorpresa e hilaridad, tanto hombres como mujeres, ante semejante adelanto de la sanidad.
El lector debe estar atento porque se encontrará con un idioma galego no normativo, un galego que amalgama los saberes más sublimes y los más mundanos, la riqueza del lenguaje y lo cotidiano, y hasta lo soez que hacen de esta una novela viva, un libro que a fuerza de leerlo parece que late.
Mayte Anidos Rodríguez nació el 21 de agosto de 1968 en Ferrol. Inició sus estudios en el colegio Atios de Valdoviño y en el Cristo Rey de Ferrol. Posteriormente los continuó en el colegio Tirso de Molina de la misma ciudad. Después cursó estudios de Filosofía en la Universidad de Santiago de Compostela tras los cuales, se traslada a Luxemburgo durante un año mientras estudia en la escuela de idiomas inglés y alemán que comparte con clases de francés. Posteriormente regresa a Santiago en donde obtiene el CAP que la habilita para la docencia. Tras opositar para profesora, desarrolla su vida laboral en distintos puntos de la Comunidad de Cantabria trabajando en institutos de Torrelavega, Los corrales de Buelna, Santander, Potes y Reinosa. Actualmente estudia segundo curso de Graduado Sénior en la Universidad Sénior de Ferrol (Campus de Esteiro).
Julio Alonso Llamazares (Vegamián, León, 28 de marzo de 1955) es un guionista de cine, novelista, narrador y poeta español. Fue dos veces finalista del Premio Nacional de Literatura de España por sus novelas Luna de lobos (1985) y La lluvia amarilla (1988). Nació en el desaparecido pueblo leonés de Vegamián, donde su padre, Nemesio Alonso, trabajaba como maestro nacional poco antes de que la localidad quedase inundada por el embalse del Porma.Aunque nació accidentalmente en Vegamián, su familia procede del pueblo leonés de La Mata de Bérbula (también llamado La Matica), ubicado en la cuenca del río Curueño y cuya descripción está recogida en su libro de viajes El río del olvido. Tras la destrucción de Vegamián se muda con su familia a Olleros de Sabero, en la cuenca carbonífera de Sabero. La infancia en ambos pueblos marca, en adelante, su vida; también lo hará con parte de su obra.
Licenciado en Derecho, abandonó el ejercicio de la profesión para dedicarse al periodismo escrito, radiofónico y televisivo en Madrid, donde reside actualmente.
En 1983 comenzó a escribir Luna de lobos, su primera novela (1985), y en 1988 publicó La lluvia amarilla. Ambas fueron finalistas al Premio Nacional de Literatura en la modalidad de Narrativa. Tras estas obras, en Escenas de cine mudo (1994) dio forma literaria a algunas de sus experiencias de niñez. En 2016 quedó finalista del Premio de la Crítica de Castilla y León con su novela Distintas formas de mirar el agua. Antes del fallo del premio, emitió un comunicado anunciando que no aspiraba a él y que lo rechazaría en caso de que le fuera concedido.
En una convocatoria anterior (2014) ya había sido candidato a dicho galardón, con Las lágrimas de San Lorenzo, sin obtenerlo.
Obra
literaria
Julio Llamazares afirma que su visión de la realidad es poética. Su forma de escribir está muy pegada a la tierra, podríamos decir que es un escritor romántico en el sentido original, que es el de la conciencia de escisión del hombre con la naturaleza, de la pérdida de una edad de oro ficticia porque nunca ha existido. Sus obras las caracterizan el intimismo, el uso de un lenguaje preciso y el exquisito cuidado en las descripciones.
Así, en ellas incursiona en diversos géneros: la literatura de viajes, en El río del olvido (1990), que narra el viaje a pie que realizó por la ribera del Curueño durante el verano de 1981; o Cuaderno del Duero (1999), crónica del recorrido a lo largo de las provincias por las que transcurre el río, que concluyó en Trás-os-Montes (1998), publicado originalmente por capítulos en el periódico El País con el título Un viaje portugués, el ensayo, presente en narraciones como El entierro de Genarín (1981) o los retratos de Los viajeros de Madrid (1998);
disciplinas periodísticas como el artículo de opinión y el reportaje, de los que ha publicado recopilaciones como En Babia (que reúne su producción en estos géneros entre 1986-1991) o Nadie escucha (1991-1995) y en las que se reafirma en su tesis de que «el periodismo es otra faceta de la literatura, también forma parte del afán de contar». Como poeta se le vincula a la generación de los ochenta o postnovísimos.
Narrativa
El
entierro de Genarín (1981), relato
Luna
de lobos (1985), novela
La
lluvia amarilla (1988), novela.
Escenas
de cine mudo (1994), relatos
En
mitad de ninguna parte (1995), relatos
Tres
historias verdaderas (1998), relatos
Los
viajeros de Madrid (1998), relatos
El
cielo de Madrid (2005), novela
Tanta
pasión para nada (2011), relatos
Las
lágrimas de San Lorenzo (2013), novela
Distintas
formas de mirar el agua (2015), novela
Poesía
La
lentitud de los bueyes (1979)
Memoria
de la nieve (1982)
Colaboraciones
en prensa
En
Babia (1991)
Nadie
escucha (1995)
Entre
perro y lobo (2008)
Viajes
El
río del olvido (1990)
Trás-os-Montes
(1998)
Cuaderno
del Duero (1999)
Las
rosas de piedra (2008)
Atlas
de la España imaginaria (2015)
El
viaje de Don Quijote (2016)
Las
rosas del sur (2018)
Primavera
extremeña (2020)
Guiones
cinematográficos
Retrato
de bañista (1984)
El
filandón (1985)
Luna
de lobos (1987)
La
fuente de la edad (1991)
El
techo del mundo (1995)
Flores
de otro mundo (1999)
Elogio
de la distancia (2009)
Premios
1978:
Premio Antonio González de Lama
1982:
Premio Jorge Guillén
1983:
Premio Ícaro
1986:
Finalista Premio Nacional de Literatura
1988:
Libro de Oro de la CEGAL
1989:
Finalista Premio Nacional de Literatura
1992:
Premio de Periodismo El Correo Español-El Pueblo Vasco
1993:
Premio Nonino
1994:
Premio Cardo d'Oro
1999:
Premio de la Semana Internacional de la Crítica en el Festival
Internacional de Cannes
RESEÑA
La novela "La lluvia amarilla" de Julio Llamazares es una obra desgarradora y poética que nos lleva a través de la historia de un pueblo llamado Ainielle, en la comarca de la Ribagorza, en la provincia de Huesca. A través de los ojos de un anciano solitario, nos sumergimos en un mundo en el que la despoblación ha hecho que la vida en el pueblo sea cada vez más difícil. La novela es un homenaje a los pueblos que, como Ainielle, se han ido quedando vacíos con el tiempo y a la vida que alguna vez tuvieron.
El personaje principal de la novela es un anciano llamado Andrés, quien ha vivido toda su vida en Ainielle y es el último habitante del pueblo. La novela comienza con la muerte de su esposa, quien se suicida dejándolo solo y desolado. La tristeza y el dolor de Andrés son palpables en cada página, y el lenguaje poético y emotivo de Llamazares hace que el lector sienta su dolor de manera profunda.
La muerte de su hija también es un momento impactante de la novela. Andrés recuerda el momento en que su hija murió, y la forma en que el pueblo se reunió para ayudarlo a enterrarla. La tristeza de Andrés por la pérdida de su hija es palpable, y Llamazares describe esta tristeza con una delicadeza que conmueve.
La marcha de su último hijo también es otro momento impactante de la novela. Andrés ve cómo su hijo se marcha del pueblo para buscar trabajo en la ciudad, sabiendo que probablemente nunca regrese. Este momento simboliza la triste realidad de muchos pueblos de España, donde los jóvenes se ven obligados a buscar trabajo en las ciudades, dejando a sus padres y abuelos solos en los pueblos vacíos.
La marcha de los últimos vecinos también es otro momento triste y conmovedor de la novela. Andrés ve cómo uno por uno, sus vecinos van abandonando el pueblo hasta que finalmente se queda solo. La soledad y el aislamiento que siente Andrés son palpables y dolorosos.
Pero quizás uno de los momentos más impactantes de la novela sea el sacrificio de la perra de Andrés. Sabiendo que está llegando al final de su vida, Andrés decide sacrificar a su perra para evitar que sufra. Llamazares describe este momento con un lenguaje poético y emotivo que conmueve al lector. Es un momento de profunda tristeza y dolor, pero también de amor y sacrificio por parte de Andrés.
El lenguaje poético y emotivo que utiliza Llamazares a lo largo de la novela es uno de los aspectos más destacados de la obra. La prosa poética de Llamazares es hermosa y conmovedora, y sus descripciones detalladas y evocadoras hacen que el lector no pueda separar los ojos de sus páginas a pesar del dolor profundo que en ellas encuentra.
El comienzo de la novela, magistral como pocos, es en realidad uno de los momentos finales, la llegada de la partida del pueblo para buscar, lo que ya esperan encontrar, que es el cadáver del último habitante de Ainielle para constatar que en aquel rincón de la Ribagorza oscense el tiempo y la lluvia comparten el mismo color amarillo con el que se ha perpetuado el otoño.
“Cuando
lleguen al alto de Sobrepuerto, estará, seguramente, comenzando a
anochecer. Sombras espesas avanzarán como olas por las montañas y
el sol, turbio y deshecho, lleno de sangre, se arrastrará ante ellas
agarrándose ya sin fuerzas a las aliagas y al montón de ruinas y
escombros de lo que, en tiempos, fuera (antes de aquel incendio que
sorprendió durmiendo a la familia entera y a todos sus animales) la
solitaria Casa de Sobrepuerto.